En la actualidad
más de la mitad de las especies de mamíferos silvestres en México tienen algún
nivel de peligro de extinción. Esto debido a la destrucción de sus hábitats
naturales, siendo los mamíferos marinos y los grandes carnívoros, dos grupos
particularmente vulnerables por distintas razones.
La norma
Nom-059-2001-SEMARNAT, proporciona la lista de especies y subespecies de mamíferos
en categoría de riesgo. En donde es triste encontrar las especies con grave
peligro de extinción.
Es primordial crear conciencia de estas afectaciones a la fauna
mexicana, para coadyuvar de alguna forma a su conservación.
Desarrollo
La causa que afecta a la fauna en especial a los mamíferos en
México es la desaparición de las especies, podemos decir que en la mayoría
de ellas se debe a la destrucción del hábitat en nuestro país. esto
afecta tanto a los bosques y pastizales, como a playas, manglares, etcétera,
reduciendo así la capacidad de los animales por encontrar sitios adecuados para
su sobrevivencia y reproducción, así como la cacería ilegal.
Entre los grupos vulnerables se encuentran los siguientes:
Mamíferos marinos
En nuestro país están presentes prácticamente todas
las familias de cetáceos, la súper familia Platanistoidea; la beluga y el
narval, Monodontidae, y la ballena franca enana. En cuanto a los pinnípedos, de
las tres familias sólo falta la de las morsas, Odobenidae. Sin embargo, es
interesante notar que la costa occidental de Baja California fue escenario para
la evolución de las morsas, pues allí se han encontrado fósiles de estos
organismos. En la familia verdaderas ballenas, la NOM reconoce 7 especies, 6 de
las cuales están bajo el régimen de protección especial y una en peligro; 18
miembros de la familia de delfines y orcas; 2 de la familia de Cachalotes; 2 de
la familia marsopas, entre ellas la vaquita marina, y, finalmente, 5 de la
familia ballenas picudas. Prácticamente todas estas familias están bajo
protección especial, porque la gran mayoría de las especies de cetáceos usan
las aguas mexicanas como lugar de procreación. Casi todas las especies, además,
han sufrido cacerías intensivas, en su mayoría fuera de las aguas mexicanas y
tienen bajas tasas reproductivas. Estos estatus de protección corresponden
frecuentemente a acuerdos internacionales. Un caso especial son los delfines y
las marsopas, como la vaquita marina, frecuentemente atrapados en redes de
pescadores en las que perecen por asfixia. Las focas y lobos marinos, que
habitan sobre todo en las costas de la península de Baja california, ven
afectadas sus poblaciones por diferentes causas, como son la destrucción de sus
hábitats, pues muchas de las playas se están transformado rápidamente en
destinos turísticos, o bien se ven influenciados por éstos, por lo que los animales
ya no encuentran en esas playas sitios a salvo para la procreación. La
contaminación de los mares y las malas prácticas de pesca también son factores
para la desaparición de estas especies.
Dentro del grupo de grandes carnívores
Felinos
De los seis felinos silvestres que habitan el
territorio nacional, el más conocido es el Jaguar (Panthera onca). Esta especie
de origen tropical ha sido reconocida como el más poderoso de los depredadores,
de ahí que los antiguos pueblos mesoamericanos dieran gran importancia a su
presencia. Actualmente se ha encontrado en todo el sureste,
principalmente en Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, se le ha localizado en
estados del norte como Sinaloa, mientras que en el Golfo se han reportado
jaguares casi hasta la frontera con Estados Unidos y es posible que entren en
ese país. Como en el caso de muchos otros felinos, no se conoce realmente la
situación real del estado de conservación de esta especie, entre otras causas
porque, como todos los felinos americanos, es solitario y tiene hábitos
nocturnos, además de ser sigiloso por naturaleza. Si bien el jaguar fue cazado
extensivamente por su piel, las fuertes regulaciones tanto nacionales como
internacionales, acerca del comercio de pieles, han tenido un impacto positivo
en la disminución de la caza furtiva. Sin embargo, la cacería ilegal aún se
presenta pretextando la depredación que causan o pueden causar sobre el ganado.
El Puma (Felis concolor) es un felino que habita en
los bosques del norte del país, de donde es originario, y ha migrado hasta el
sur del continente. Siendo la única especie, la falta de hábitat ha hecho que
las pequeñas poblaciones que aún existen emigren hacia hábitats más tropicales.
Su situación es quizá más desconocida que la del Jaguar. Es la única especie de
los felinos que no aparece en la norma oficial bajo ninguna condición de
riesgo. Para la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, esta
especie es considerada como de “ultima preocupación” (least concern), lo que
quiere decir que no se encuentra en grave situación de conservación, debido
principalmente a su amplio rango de distribución, aunque es importante hacer un
seguimiento de sus poblaciones.
De los pequeños félidos el jaguarundi (Herpailurus
jaguarundi) es la especie que se encuentra en mayor peligro de extinción. Es
reconocida como amenazada, a pesar de que como especie tiene una distribución
que abarca el sur de estados Unidos y llega hasta el sur del continente. Por
ser de tamaño pequeño su alimentación se restrinje a vertebrados chicos, y
debido a sus hábitos de vida al interior de las selvas húmedas, es poca su
interacción con el ser humano.
Los dos pequeños gatos manchados: el magray
(Leopardos weddii) y el ocelote (Leopardus pardalis), están en la
característica de en peligro. Estos animales, que no rebasan los 10 kg de peso,
viven en las zonas selváticas, desde el sur del país hasta sudamerica. Son
perseguidos por sus pieles, aunque, como en el caso del jaguar, este comercio
ha disminuido. Al igual que los otros gatos, sus hábitos nocturnos y su hábitat
al interior de las selvas hacen muy complicado dar un reporte confiable de la
condición de sus poblaciones (Ceballos y Oliva, 2005) El lince o gato montés
(Lynx rufus) no aparece en la lista de la Norma ofical Mexicana. Su presencia
en México suele ser confundida con los gatos ferales, gatos domésticos que por
su tamaño y coloración abandonan el entorno humano para convertirse en
silvestres. Por ello existan pocos reportes sobre la especie, a pesar de no
encontrarse “oficialmente” en peligro. Debido a la disminución de su hábitat
natural y la presencia misma de gatos domésticos con los que esta especie puede
entrecruzarse, en algún momento puede desaparecer.
Osos
Otro grupo importante de grandes carnívoros es el
de los osos. En México alguna vez habitaron las dos especies de grandes Ursidos
Americanos: el Grisli (Ursus arctos) y el Oso Negro (Ursus americanus). El
primero aparece en la NOM-059 con el estatus de extirpado del medio
natural.
En México no se conoce la presencia de esta especie
desde los años sesenta del siglo XX. La subespecie que habitaba en nuestro país
era el Ursos arctos nelsoni, cuyas descripciones indican que era enorme, pues
alcanzaba hasta 1.90 m de alto, parado en dos patas, y más de 300 kg de peso.
La principal razón de su desaparición fue la cacería indiscriminada, aunada a
su bajo potencial reproductivo. Por ser un carnívoro cazador se le atribuyó la
destrucción de ganado en el norte de México.
La especie que se mantiene en México es el Oso
Negro. También es carnívoro y se sabe que puede cazar y depredar ganado. La
mayoría de sus hábitos alimenticios incluyen bayas, frutos y varios vegetales,
por lo que es percibido como una amenaza menor para la población humana. En la
norma oficial mexicana esta especie figura como “en peligro y en la
modificación que se hizo en el 2008, se reconoce a la población que habita en
la Sierra del Burro, en Coahuila, como de protección especial.
A pesar de esto la especie está considerada dentro
de los programas de protección especial del convenio Canadá-Estados
Unidos-México para su protección. Recientemente varios indicios permiten
suponer que esta especie puede estar presentando un regreso importante (Doan-Crider
y Hewitt, 2005), particularmente en el norte del estado de Coahuila, en la
llamada Sierra del Burro. Resulta interesante lo reportado por Doan Crider
(2002), en el sentido de que ganaderos privados permitieron la presencia de
osos en sus ranchos. Al unir sus tierras crearon una superficie lo
suficientemente amplia para que esta especie se reproduzca e, incluso, sirva de
apoyo genético a las poblaciones del Parque Big Bend, en Texas. Es por esto que
la NOM-059 resalta el valor específico de esta población.
Cánidos
La familia de los cánidos es la tercera de los
grandes depredadores. Cervantes et al. Reconocen cuatro especies de esta
familia: el coyote (Canis latrans) y la zorra gris (Urocyon cineroargentatus)
no están considerados en peligro por la NOM-059-2001. Son especies muy
adaptables y esquivas, con altos potenciales reproductivos y omnívoros, por lo
que pueden comer prácticamente lo que sea.
Dos especies más de la familia cánide sí aparecen
en la Norma: la zorra del desierto (Vulpes velox), de la cual se reportan 6
subespecies, todas bajo el criterio de amenazadas. Su distribución reducida,
tamaño pequeño y hábitat específico, hacen que esta especie esté en peligro de
extinción.
El lobo mexicano es el último de
los grandes carnívoros que está considerado por la NOM- 059 como extirpado del
medio natural. Los últimos ejemplares de que se tenga evidencia científica,
fueron capturados a finales de la década de los setenta en Durango y Chihuaha.
Desde entonces los escasos reportes de aullidos o avistamientos no han podido
ser comprobados. Esta especie, quizá la más carismática de todos los mamíferos,
tiene una subespecie prácticamente exclusiva de México: el lobo mexicano (Canis
lupus baileyi), que se encuentra en estado de conservación.
Actualmente la SEMARNAT (2009) la tiene como una de
las especies prioritarias para la conservación. Tiene un plan piloto para
reintroducir un número limitado de ejemplares en el noroeste del país, en las
zonas altas de la Sierra Madre Occidental, que permita recrear uno de los
ecosistemas de esta zona del país. Como ninguna otra de las especies
mencionadas, el lobo mexicano tiene una historia de recuperación que demuestra
que el trabajo decidido y en conjunto da resultados importantes. A partir de
sólo cinco lobos capturados, más unos cuantos más que se encontraban en un
rancho texano y algunos albergados en el zoológico de San Juan de Aragón, se
cuenta ahora con más de 300 en zoológicos de México y Estados Unidos.Los
esfuerzos por su recuperación se vuelven todavía más importantes ante el cambio
de actitud para reconocer que su desaparición, como la de cualquier otra
especie, es una pérdida irremediable, mientras que los programas para recuperar
ésta se hacen necesarios. El ejemplo del lobo mexicano puede ser seguido para
otras especies como el oso y el jaguar, que si bien sus poblaciones no se han
reducido tanto como las del lobo, sí han visto mermadas las áreas en las que
antes era común observarlos.
Conclusión
Debido a lo complicada que es la conservación de
los mamíferos en México en los albores del siglo XXI por el incremento en
la población humana, y la destrucción intensiva de las zonas naturales, en gran
medida por problemas de corrupción y la falta de compromiso con la naturaleza,
se reducen cada vez más los hábitats en que viven los mamíferos silvestres
grandes y pequeños. Si bien hay un cambio de actitud por algunas autoridades y
la existencia de leyes e instrumentos jurídicos cada vez más estrictos,
permiten que exista la oportunidad que muchas de las especies encontrarán
refugio para estar a salvo y sobrevivir, por medio de la educación ambiental de
la población; la generación de opciones productivas como el ecoturismo, y los
aprovechamientos sostenibles, se encontrarán estos sitios de manera más
sencilla.
Los Animales en general pero en específico los
mamíferos siempre serán una parte importante en la ecología de los ecosistemas
que habitan, pero por su cercanía biológica con el ser humano también serán un
importante atractivo para fomentar actividades de interés ambiental,
basadas en la observación, la escucha y la interacción con estos
maravillosos animales.
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